TESIS SOBRE
LA CUESTIÓN NACIONAL
(1942)
☭
Marcel Hic
militante de la 4.ª Internacional
11. -
La lucha por un Estado Nacional
independiente y por un gobierno nacional no tiene sentido si no se precisa el
contenido de clase del Estado y las bases sociales de ese gobierno. Aquel que
es promovido por Radio Londres y por la [burocratizada] Internacional
Comunista, no tiene otro propósito que
hacer retornar a su lugar de origen a los políticos y generales ubicados en Londres.
Es como el retorno a Polonia de los
generales antisemitas y antiucranianos. Es el retorno a Checoslovaquia de
Benes, gendarme impotente de Europa central, a Bélgica del general Spaak, a Holanda de la reina
Guillermina y de la Royal Deutsch, a Noruega del rey Haakon y de los armadores,
a Yugoslavia del rey Petar y de la minas de Bor, a Grecia del rey Jurgi y de la
banca Hambre. Es el retorno a la Francia de Herriot, de Paul Reynaud y de los
generales monárquicos.
Bajo su forma stalinista, esta consigna no
significa otra cosa que el Frente Popular agrandado hacia derecha, un gobierno
donde los dirigente obreros participan por la defensa de los intereses del gran
capital y de los grandes monopolios internacionales contra la clase obrera y
las clases medias.
Poner por delante las consignas de
independencia, sin explicar su contenido social, es
|
Marcel Hic |
perder de vista que la paz
imperialista podrá ser restaurada, tal vez, por la independencia formal de la
mayor parte de los países de
Europa, pero que estos serán golpeados
por la peor de las explotaciones económicas. La consigna de un gobierno de la burguesía nacional no puede finalizar más que con poner en el poder a una camarilla
al servicio del imperialismo vencedor.
No puede haber un gobierno nacional
independiente más que con un
gobierno de los comités obreros y
campesinos en el marco de los Estados Unidos Socialistas de Europa. Si el
partido del proletariado defiende hoy el derecho de los pueblos, sabe que, de
1789 a 1918, todos los países europeos
han conquistado su revolución nacional;
entonces, la tarea no es forjar la nación, sino la de reservar los derechos de la nación en el marco de la organización internacional del mundo. Esta tarea no
es otra que la de la revolución proletaria;
es por ello que solamente ella puede darle a cada país un gobierno verdaderamente nacional.
12.-
Estas consideraciones no pueden agotar los
problemas nacionales de la Europa actual. Ellas no tienen, por el contrario, más valor que definir una perspectiva lejana
que escapa totalmente al interés de las
masas.
En lo inmediato, son las necesidades de la
guerra las que deciden la actitud del imperialismo alemán: es en función de los sacrificios que la guerra implica
para las masas que aquellas se ponen en pie a primera vista contra la opresión hitleriana.
Las necesidades de la guerra no han
permitido una integración progresiva
del aparato económico alemán de los países ocupados con la estructura económica del imperialismo alemán. Ellas han impuesto el pillaje puro y
simple, la destrucción de la
industria y la agricultura. Las consecuencias son, de una parte, la escasez
generalizada, y de otra parte, una desorganización del aparato productivo que entra�a la desocupación, el alza de los precios, y de manera general, una disminución de las condiciones de vida de las masas
urbanas de la clase obrera y de la pequeña burguesía.
Al mismo tiempo, las necesidades económicas imponen un control absoluto de la
vida política de los países ocupados. Una represión implacable deviene la única forma de gobierno posible de cara a
una población que
encuentra muy difícil
satisfacer sus necesidades materiales diarias.
Bien que esta opresión se destina a tomar las formas más directas en el caso de una victoria
hitleriana, no por ello es un fenómeno menos real. Esto es sentido por las masas que ven
un anticipo de los que será la “Europa Hitleriana”.
Delante del ascenso del descontento de las
masas, el aparato de Estado de los diferentes países de Europa, profundamente disminuido por las
derrotas militares, no puede más que sentir
impotencia; en definitiva es a las bayonetas alemanas que las diferentes burguesías europeas fueron a demandar protección contra la revolución. El aparato de represión hitleriano deviene así la pieza maestra del orden burgués de Europa. Mismo que aquel de los
capitalistas que, en virtud de sus intereses económicos precisos, aspiran a la victoria anglosaxona,
comprenden que este no podrá intervenir sin un período de caos que permitirá la irrupción de las masas en la escena política, por lo que deberán orientarse hacia Hitler en el caso de tal
eventualidad.
Inversamente, los diferentes aparatos del
Estado burgués de Europa
central aparecen como los garantes de la continuidad de la explotación capitalista, como los sustentadores del
orden imperialista, listos a entregar el poder a alguna de las grandes
potencias y jugando el rol de gendarme, también hace mucho que la decisión militar no hará más que designar al patrón al que se debe devolver el derecho de
explotar a su pueblo.
También, la tarea de los revolucionarios en Europa es la de
ligar indisolublemente, en cada país, la lucha por la reversión del aparato de Estado burgués nacional y la expropiación de la propia burguesa y por la reversión del aparato de represión hitleriano, siendo la llave de bóveda de la opresión imperialista en Europa. […]
—Marcel Hic