Erlijioak etiketadun mezuak erakusten. Erakutsi mezu guztiak
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larunbata

Franz Mehring Eneko Loiolakoari buruz




El jesuitismo era el catolicismo reformado sobre los cimientos capitalistas. En los países económicamente más desarrollados, como España y Francia, las necesidades del modo de producción capitalista establecieron grandes monarquías, para las cuales nada había más cerca que liberarse de la explotación romana, pero no había tampoco nada más lejos que romper con Roma.

 
Martin Luther eta Melanchthon, Lucas Cranach Zaharraren arabera

JESUITISMO, CALVINISMO, LUTERANISMO
por Franz Mehring, militante marxista

 

El materialismo histórico no niega de ninguna manera, como ignorantes o mal intencionados individuos le suelen acusar, que las convicciones religiosas han jugado un gran papel en la historia. Por el contrario reconoce plenamente esta pluma caudal del desarrollo histórico. Sólo afirma que la religión, tanto como cualquier otra ideología, es la base más exterior de este desarrollo, cuyo fundamento sólo puede buscarse en la región de la economía.

[...]

Las tres grandes corrientes religiosas durante la primera mitad del siglo XVII fueron el jesuitismo, el calvinismo y el luteranismo. Las tres eran iglesias nuevas, que se separaban de la vieja iglesia, así como el modo de producción capitalista se separaba del feudal. Las tres surgieron de una tierra común. El calvinismo y el luteranismo se separan ideológicamente sólo por diferencias dogmáticas del grosor de un cabello: si el pan y el vino en la eucaristía significa o es la carne y la sangre de Jesús, y otras semejantes. Loiola llegó a fundar la orden de Jesús atravesando intensas luchas espirituales, que se parecen a las de Lutero como un huevo se parece a otro. Ambos reaccionaron contra la vida muelle de las órdenes monacales, ambos exageraron los ejercicios religiosos. Lo que hay de obediencia ciega en los jesuitas, lo encontramos en el mismo grado o peor entre los fundadores de la iglesia luterana. Asimismo Loiola exigía “la libertad de la persona cristiana” con tanta firmeza o incluso más que Lutero, ya que con su estricta disciplina la compañía de Jesús favorecía y elogiaba la autonomía individual de sus miembros. Que por diferencias entre esas religiones se haya llevado a cabo una guerra de treinta años, se haya aplastado a países florecientes y se haya masacrado a millones y millones de personas, parece, de hecho que sólo pudo ser posible en un manicomio. Pero detrás de esas diferencias estaban las contradicciones económicas de la Europa de entonces.

El jesuitismo era el catolicismo reformado sobre los cimientos capitalistas. En los países económicamente más desarrollados, como España y Francia, las necesidades del modo de producción capitalista establecieron grandes monarquías, para las cuales nada había más cerca que liberarse de la explotación romana, pero no había tampoco nada más lejos que romper con Roma. Después que los reyes españoles y franceses se liberaron de Roma, de modo que los Papas no pudieran, sin su autorización, recoger un solo chelín de sus países, se mantuvieron fieles hijos de la Iglesia porque, así, podían aprovechar el poder eclesiástico sobre sus propios súbditos. De ahí la interminable guerra de los reyes franceses y españoles sobre la tenencia de Italia. Pero si la iglesia romana podía
Joana III.a Nafarroakoa,
kalbinista
permanecer competente en el dominio secular, debía transformarse de feudal en capitalista y esto se le delegó a la Compañía de Jesús. El jesuitismo adaptó la Iglesia Católica a las nuevas relaciones económicas y políticas. Reorganizó todo el sistema escolar a través de los estudios clásicos –la más alta educación de aquel tiempo-. Se convirtió en la principal compañía comercial del mundo y tenía sus oficinas a lo largo de toda la tierra que era descubierta. Se procuraron consejeros de los príncipes, a los que dominaban sirviéndolos. El jesuitismo, en una palabra, se convirtió en la principal fuerza impulsora de la iglesia romana, mientras el papado se reducía a un principado italiano –una pelota para que jueguen las potencias seculares- al que éstas buscaban usarlo todo lo posible para sus propios objetivos seculares, desde sus contradictorios intereses.

Loiola y sus primeros compañeros venían de España. Durante un largo tiempo Europa conoció a los jesuitas como los padres españoles. Y esto es fácil de entender. España era durante el siglo XVI la principal potencia mundial. El rey español Carlos V portaba incluso la corona imperial, tenía influencia en Italia, tenía a su disposición los tesoros tanto de la Lejana como de la Cercana India. No tuvo éxito en lograr que la corona alemana fuese heredada por su hijo. Sin embargo, éste, Felipe II, continuó siendo el monarca más poderoso de su tiempo e, incluso en Alemania, mantuvo los ricos Países Bajos y el condado libre de Borgoña, actualmente Franche-Comté.

Como principal potencia mundial, España debía ser la monarquía más absoluta, y se convirtió en la más absoluta monarquía a través del poder de la iglesia. Especialmente la inquisición era, bajo formas religiosas, un arma espantosa al servicio del poder real. Pero esto, que permitió a la monarquía española crecer tan rápidamente por sobre su competidor francés, destruyó al mismo tiempo las propias fuentes de su poderío. El absolutismo satisfacía sólo ocasionalmente, nunca permanentemente, los intereses del modo de producción capitalista. Para las ciudades ricas, el absolutismo no era un objetivo sino un medio y tan pronto como al absolutismo se le ocurría ponerse como un objetivo, las ciudades le recordaban enfáticamente que se mantenía por la gracia de éstas. En esta lucha, la ganancia del absolutismo podía ser más fatal que la pérdida. Bajo Felipe II el poder mundial español comenzó a sangrar por medio de la rebelión de las ciudades de los Países Bajos, pero, cincuenta años antes, la victoria que Carlos había logrado sobre los comuneros españoles en Villalar[7] y la destrucción de las ciudades españolas, donde la inquisición completó esta victoria, crearon las condiciones para que, en términos generales, España quedara fuera del ámbito de las grandes potencias europeas.

Las banderas religiosas, bajo las cuales las ciudades flamencas se levantaron contra el absolutismo español era el calvinismo. También lo eran las banderas religiosas de las ciudades francesas contra el absolutismo francés. Como hijos de la rica ciudad comercial de Ginebra su concepción eclesiástica correspondía con el interés de los más avanzados burgueses de la ciudad. En oposición a la capitalista Compañía de Jesús absolutista, esta religión puede ser llamada la religión capitalista burguesa. Esto de ninguna manera contradice que partes de la aristocracia en Francia y en los Países Bajos se reconociesen calvinistas. Tenían, más o menos, los mismos intereses que las ciudades rebeldes y luchaban, por lo tanto, bajo la misma bandera. Pero en todas partes, donde el calvinismo logró un poder decisivo y fanático, sus raíces están en las ciudades y tienen detrás los intereses burgueses. Cuando Richelieu, seis años después del inicio de la Guerra de los Treinta Años, consiguió el timón del estado (1624) venció fácilmente a los elementos hugonotes aristocráticos, pero frente a los habitantes de las ciudades debió llevar a cabo una guerra con mano de hierro, hasta que
Eneko Loiolakoa,
Jesusen Lagundiaren sortzailea
en 1628, después de catorce meses de sitio conquistó su plaza principal, La Rochelle. Pese a que era cardenal de la iglesia romana, Richelieu estaba en un nivel incomparablemente superior, en cuanto al desarrollo histórico, al del rey español Carlos V cien años antes. Richelieu no demolió las ciudades francesas después de vencerlas, sino que las puso en una actitud conciliadora, al recibir y reconocer las exigencias políticas que, de acuerdo a las relaciones económicas de poder, ellas presentaban. Es ésta la causa más profunda de por qué Francia rápidamente obtuvo la hegemonía europea por encima de su competidor español. [...]

Franz MEHRING: Gustavo Adolfo II. de Suecia (1908)

Engels: "Elizaren dogmak axioma politiko bilakatu ziren"


«Feudalismoaren kontra orokorrean zuzendutako eraso guztiak (...) heresia teologikoak izan behar zuten»


 

FRIEDRICH ENGELS:


Erdi Aroa oinarri primitibo batetik garatu zen. Antzinako zibilizazioa, filosofia, politika eta jurisprudentzia zaharrak deuseztatu zituen den-dena hasieratik bertatik hasteko. Birrindutako mundu zaharretik kristautasuna eta zibilizazio osoa galduriko hiri erdi-suntsitu batzuk baino ez zituen hartu. Ondorioz, garapenaren garai goiztiar guztietan gertatzen den bezala, apaizek hartu zuten hezkuntza intelektualaren monopolioa, eta hezkuntzak berak izaera teologikoa izan zuen nagusiki. Apaizen eskutan, politika eta jurisprudentzia, bertze zientzia guztiak bezala, teologiaren adarrak baino ez ziren, eta bere printzipio nagusiak ezarri zitzaien. Elizaren dogmak, aldi berean, axioma politikoak bilakatu ziren, eta Bibliaren testuak tribunal guztietan lege bihurtu ziren.

[...]

Bistan da, egoera horretan, feudalismoaren kontra orokorrean zuzendutako eraso guztiak, eta lehenik-eta-behin, Elizaren aurkako erasoak, doktrina iraultzaile guztiak —sozialak eta politikoak—, bere horretan, nagusiki eta aldi berean, heresia teologikoak izan behar zutela. Indarrean ziren harreman sozialak erasotzeko beren santutasun kutsua ezeztatu behar zen.

Feudalismoaren aurkako oposizio iraultzailea Erdi Aro osoan agertzen da. Garaiaren arabera mistizismoaren, ageriko heresiaren edo altxamendu armatuaren forma hartzen du.

Friedrich ENGELS: La guerra campesina en Alemania (Alemaniako nekazarien gerra) [1850].

ostirala

Marx: "Ekonomistek teologoen antza dute"



Ekonomistek era berezi batean arrazoitzen dute. Beraientzat bi instituzio mota baino ez da: batzuk, artifizialak; bertzeak, naturalak. Feudalismoaren instituzioak artifizialak dira, eta burgesiarenak naturalak. Ekonomistek, hor,  teologoen antza dute, hauek ere bi erlijio mota aitortzen dituztelako. Edozein erlijio arrotz gizakien asmakeria hutsa da, baina norberaren erlijioa jario jainkotiar bat da.

—Karl MARX: Miseria de la filosofía (respuesta a la “Filosofía de la miseria” del señor Proudhon) ; 1847an eskribitua. Frantsesetik gaztelerara itzulia (editorial Cartago, 1987)

asteazkena

Sobietarrak euskal jesuiten aurka


Burgesiaren txakurrak Loiolan (Gipuzkoa)
BUKHARIN IGNAZIO LOIOLAKOAREN AURKA



[...] L'Ordre des jésuites, cette cohorte d'hommes élus de «l'Eglise
Bukharin / Бухарин
militante» est, après l'Inquisition, l'instrument le plus important de la politique papale.
Cet ordre s'est glissé partout, aux gouvernements et jusqu'aux écoles. Pendant un certain temps, son pouvoir se faisait sentir derrière les coulisses de tous les pays. Et aujourd'hui, le nom de « jésuite » n'est-il pas devenu une insulte, un outrage, un terme de mépris ? L'historien J. Boehmer, très favorable au jésuitisme, met à nu l'essence sociale de cet Ordre en écrivant :

«Ses rangs commencent à se compléter presque exclusivement des couches de l'aristocratie du pouvoir, de la richesse et du monde cultivé, il va de soi que, vu ces éléments élus ( ! ! N.B.) de la société, l'Ordre est largement subventionné... Le peuple ne le désire nulle part, bien que partout où l'Ordre a déjà pris racine, le peuple admette qu'il le secourt.»

Ce « secours » consista fréquemment en ce que les fils du peuple furent passés à la roue, eurent bras et jambes arrachés. Ces « éléments élus » de la société, cette « aristocratie du pouvoir, de la richesse et du monde cultivé » avaient à régler le compte de la « populace » !

Mais si, «en dehors», la «compagnie de Jésus» a tenu le pas à la « Sainte-Inquisition », en ce sens qu'en brûlant les « hérétiques » sur les bûchers, elle a tenu à marquer les limites de sa tolérance religieuse, à l'intérieur de l'Ordre, ses théoriciens, et avant tout son fondateur Ignazio de Loiola*, ont « approfondi » cette question à l'extrême. Ils ont érigé la pire prostitution idéologique, la plus vile adulation sans principe, en principe idéologique. Ils ont bâti une organisation dont les membres estimaient le reniement de leur propre conviction comme vertu suprême et, permettez l'expression, comme leur devoir moral suprême.
 
Il a été dit avec juste raison qu'il n'existe au monde aucune scélératesse qui n'ait cherché à se justifier idéologiquement.
Ignazio de Loiola, le roi des jésuites, a développé toute une théorie de la subordination, de la « discipline du travail » ; chaque membre de l'Ordre doit se subordonner à ses supérieurs, « comme un cadavre, que l'on peut tourner de tous côtés, comme une canne qui obéit au moindre mouvement, comme une boule de cire que l'on peut modifier dans sa forme et étirer dans tous les sens...» Ce cadavre se distingue par trois degrés de la perfection : subordination de l'action, subordination de la volonté et subordination de la raison. Si le dernier degré est atteint, si l'homme a remplacé sa raison par l'obéissance absolue en renonçant à ses convictions, alors nous avons devant nous un jésuite à cent pour cent. Cette métamorphose générale en cadavre, principe idéologique et organique de l'Ordre des jésuites, a créé une telle situation de fait que même des jésuites ont été poussés à l'émeute.

—Nikolai Ivanovitx BUKHARIN: Le capital financier drapé dans le manteau papal [‘Ce que dissimule le manteau sanglant et hypocrite du pontifice de Rome!’]

(*): Izena euskal eran eskribitu da blog honetarako.



Rafa Larreina (Opus Dei/EH Bildu) eta Marian Beitialarrangoitia

Garitano, Urkullu (Jaungoikoa & Lege Zaharra) eta Munilla






 

igandea

August Bebel erlijioari buruz


AUGUST BEBEL ERLIJIOARI BURUZ
AUGUST BEBEL SOBRE LA RELIGIÓN EN
‘LA MUJER’
Roza Luksemburg eta August Bebel



Con la religión ocurrirá lo que con el Gobierno. No se la «suprimirá», no se «abolirá a Dios», no se le «arrancará del corazón de las gentes», como dicen los «cuentistas» que de estos lugares comunes se valen hoy para patentizar las ideas de ateísmo de los demócratas socialistas. La Democracia socialista deja toda chanza a los ideólogos burgueses que en la Revolución francesa emplearon tales medios, ocasionándole un triste fracaso. La religión se desvanecerá por sí misma, sin sacudida violenta.

         La religión refleja de un modo trascendente el estado social del momento. Se modifica en la medida que el desarrollo humano progresa, que la sociedad se transforma. Las clases dirigentes tratan de mantenerla como medio de dominación, y viene a ejercer una verdadera función administrativa. Se forma una casta que se encarga de esta función, y emplea toda su sagacidad en mantener y ensanchar la institución, porque con ella engrandece su poderío y la consideración de que goza.
[...]
         Las clases dirigentes se apoyan en la religión como sostén de toda autoridad, lo mismo que han hecho todas las clases que hasta aquí fueron preponderantes.
[...]
         El máximo de instrucción de los hijos de la burguesía consiste en salir bien de los exámenes. Logrando este resultado creen ya haber escalado el Pelión y el Ossa, y se ven cerca del Olimpo, sintiéndose dioses de segunda fila. Cuando tienen un título en el bolsillo, su orgullo y su superioridad no conocen límites.
         Las hijas de nuestra burguesía se educan para ser muñecas de escaparate, esclavas de la moda, damas de salón, corriendo de placer en placer, hasta que, finalmente, cansadas, llenas de tedio, sufren todas las enfermedades reales e imaginarias. Viejas, se convierten en gazmoñas, vuelven los ojos a la corrupción del mundo y predican moral y religión.
         Para las clases inferiores, se trata de rebajar el nivel de la instrucción. El proletariado podría ser demasiado instruido, conocer su condición servil y rebelarse contra sus dioses.
August BEBEL (1840-1913): LA MUJER (en el pasado, en el presente, en el porvenir). Ed Fontamara, 1980.

"-Бога нет!"

osteguna

Engels: "Feudalismoaren zentro nagusia erromatar Eliza katolikoa zen"

Engels
Friedrich Engels:
SOCIALISME
UTOPIQUE
&
SOCIALISME SCIENTIFIQUE

 [...]
Q

uand l'Europe émergea du moyen âge, la bourgeoisie montante; des villes constituait chez elle l'élément révolutionnaire. Cette classe avait conquis dans l'organisation féodale une position reconnue, mais qui, elle-même, était devenue trop étroite pour sa force d'expansion. Le développement de la classe moyenne, de la bourgeoisie, devenait incompatible avec le maintien du système féodal: le système féodal devait donc être détruit.

Or le grand centre international du féodalisme était l'Église catholique romaine. Elle rassemblait toute l'Europe féodale de l'Occident, malgré ses guerres intestines nombreuses, en un grand système politique, opposé aux Grecs schismatiques aussi bien qu'aux pays musulmans. Elle couronnait les institutions féodales de l'auréole d'une consécration divine. Elle avait organisé sa propre hiérarchie sur le modèle féodal et elle avait fini par devenir le seigneur féodal de loin le plus puissant, propriétaire d'un bon tiers au moins des terres du monde catholique. Avant que le féodalisme profane pût être attaqué dans chaque pays avec succès et par le menu, il fallait que son organisation centrale sacrée fût détruite.

Joana III.a Nafarroakoa, kalbinista
De plus, parallèlement à la montée de la bourgeoisie, se produisit le grand essor de la science; de nouveau on cultivait l'astronomie, la mécanique, la physique, l'anatomie et la physiologie. Et la bourgeoisie avait besoin, pour le développement de sa production industrielle, d'une science qui établît les propriétés physiques des objets naturels et les modes d'action des forces de la nature. Or jusque-là, la science n'avait été que l'humble servante de l'Église, qui ne lui avait jamais permis de franchir les limites posées par la foi; c'est la raison pour laquelle elle était tout, sauf une science. Elle s'insurgea contre l'Église; la bourgeoisie, ne pouvant se passer de la science, fut donc contrainte de se joindre au mouvement de révolte.

              Ces remarques, bien qu'intéressant seulement deux des points où la bourgeoisie montante devait fatalement entrer en collision avec la religion établie, suffisent pour démontrer, d'abord que la classe la plus directement intéressée dans la lutte contre les prétentions de l'Église catholique était la bourgeoisie, et ensuite que toute lutte contre le féodalisme devait à l'époque revêtir un déguisement religieux et être dirigée en premier lieu contre l'Église. Mais si les Universités et les marchands des villes lancèrent le cri de guerre, il était certain qu'il trouverait-et il trouva en effet-un puissant écho dans les masses populaires des campagnes, chez les paysans, qui partout devaient durement lutter pour leur existence même contre leurs seigneurs féodaux, tant spirituels que temporels.

La longue lutte de la bourgeoisie contre le féodalisme atteignit son point culminant dans trois grandes batailles décisives.

La première fut ce qu'on appelle la Réforme protestante en Allemagne. Au cri de guerre de Luther contre l'Église, deux insurrections politiques répondirent: d'abord l'insurrection de la petite noblesse dirigée par Franz de Sickingen (1523) puis la grande guerre des Paysans (1525). Toutes les deux furent vaincues, surtout à cause de l'indécision des bourgeois des villes, qui y étaient cependant les plus intéressés; nous ne pouvons examiner ici les causes de cette indécision. Dès ce moment, la lutte dégénéra en une querelle entre les princes locaux et le pouvoir central, et elle eut pour conséquence de rayer pour deux siècles l'Allemagne du nombre des nations européennes jouant un rôle politique. La réforme luthérienne enfanta certes un nouveau credo, mais une religion adaptée aux besoins de la monarchie absolue. Les paysans allemands du Nord- Est ne s'étaient pas plutôt convertis au luthéranisme, que d'hommes libres ils furent ramenés au rang de serfs.

Mais là où Luther échoua, Calvin remporta la victoire. Le dogme calviniste convenait particulièrement bien aux éléments les plus hardis de la bourgeoisie de l'époque. Sa doctrine de la prédestination était l'expression religieuse du fait que, dans le monde commercial de la concurrence, le succès et l'insuccès ne dépendent ni de l'activité, ni de l'habileté de l'homme, mais de circonstances échappant à son contrôle. Succès ou insuccès ne sont pas ceux de qui veut ou de qui dirige: ils tiennent à la grâce de puissances économiques supérieures à l'individu et inconnues de lui. Cela était particulièrement vrai à une époque de révolution économique, alors que de nouveaux centres commerciaux et de nouvelles routes de commerce remplaçaient tous les anciens, que les Indes et l'Amérique étaient ouvertes au monde, et que les articles de foi économiques les plus respectables la valeur de l'or et de l'argent-commençaient à chanceler et à s'écrouler. De plus la constitution de l'Église de Calvin était absolument démocratique et républicaine, et là où le royaume de Dieu était républicains, les royaumes de ce monde pouvaient-ils rester sous la domination de monarques, d'évêques et de seigneurs féodaux ? Tandis que le luthéranisme allemand devenait un instrument docile entre les mains des princes, le calvinisme fonda une République en Hollande et d'actifs partis républicains en Angleterre et, surtout, en Écosse. [...]

larunbata

Lenin: Sozialismoa eta erlijioa


Trotsky, Lenin eta Kamenev
Lenin:
SOZIALISMOA ETA ERLIJIOA


Langileek pairatzen duten zapalkuntza ekonomikoak nahitaez sortu eta eragiten du —era guztien bidez— zapalkuntza politikoa eta degradazio soziala, herriaren bizitza intelektuala eta morala are gehiago miserable eta ilun bihurtuz. Langileek beren emantzipazio ekonomikoa lortzeko askatasun politiko maila handiagoa edo txikiagoa eskuratu dezakete, baina kapitalaren menperakuntza irauten duen bitartean, ez da izango halako askatasun mailarik miseriatik, langabeziatik eta zapalkuntzatik libratuko dituenik.  Erlijioa edonon herriak jasaten duen zapalkuntza espiritualaren moduetako bat da, besteentzako egindako lan itogarriak, pobreziak eta isolamentuak eragina. Klase zapalduen artean zapaltzaileen aurkako borrokak eragiten duen inpotentziak nahitaez eragiten  du heriotzaren ondorengo bizitza hobeago batean sinistea, basatiaren inpotentziak naturaren aurkako borrokan jainkoetan, deabruetan, mirarietan eta abarretan sinistea eragiten duen bezala. Erlijioak bizitza osoa pobrezian murgilduta daudenei meneko eta pazientziatsu izaten irakasten die, eta zeruko sariaren itxaropena izatearekin kontsolatzen ditu. Erlijioak, besteen lanaren lepotik bizi direnei, karitatetsu izaten irakasten die, esplotatzen jarraitzeko aitzakia eta zeruranzko txartel merke bat emanez. Erlijioa herriaren opioa da. Erlijioa pozoin espiritual baten antzeko zerbait da, zeinean kapitalaren esklaboek kontzientzia ito eta giza existentzia duin baten nahia baretzen duten.

Baina bere esklabotasunaren kontzientzia hartu eta emantzipazioaren aldeko borrokara jaiki den esklaboa ez da jada guztiz esklabo. Gaur-egungo langile kontzienteak, lantegi handi batean hezitua, hiriko bizitzak argitua, mespretxuz baztertzen ditu sineskeri erlijiosoak. Langile horrek apaiz eta burges itxuratientzat uzten du zerua. Bizitza hobeago baten alde borroka egiten du hemen, Lurrean. Proletalgo modernoak sozialismoaren alde agertzen da, eta zientziaren laguntzaz erlijioaren lanbroa desagerraraziz, langileak bizitza hobeago baten aldeko borrokan antolatzen ditu, heriotzaren ondorengo bizitzan fedea izatetik libratzen dituelarik.

LENIN, Vladimir Ilitx Ulianov (Sozialismoa eta erlijioa, 1905eko abendua)

Donatismo, arrianismo, monofisismo, nestorianismo


SECTAS y HEREJÍAS:

DONATISMO, ARRIANISMO y MONOFISISMO

Autor: Sergei A. Tokarev, etnógrafo.

Obra: Historia de las religiones

Título original traducido del ruso: La religión en la historia de los pueblos del mundo

 

D

onde son más nítidas las raíces clasistas es en la herejía de los donatistas (por el nombre del obispo Donato), que se difundió principalmente en África del Norte en el siglo IV. Los donatistas se oponían a todo compromiso con el poder estatal, no reconocían a los obispos ni a los sacerdotes que se hubieran manchado de alguna forma, aunque fuera en su vida personal. A medida que se agudizaba la crisis del imperio romano esclavista, el movimiento de  los donatistas, a finales del siglo IV (cuando ya la iglesia cristiana dominaba en el imperio), tomó la forma de una sublevación abierta de los pobres contra los ricos: es el conocido movimiento de los agonistas (combatientes de Cristo), o los circunceliones, que saqueaban armados las propiedades de los ricos. Al gobierno le resultó difícil aplastar el movimiento; en algunas regiones de África del Norte se conservaron comunidades donatistas hasta la conquista musulmana (siglo VII).

Pero si los donatistas-agonistas casi no divergían en cuestiones dogmáticas con la creencia dominante, y su movimiento no causó un cisma profundo en la iglesia, muy distinto fue lo ocurrido con Arrio, el más importante de los movimientos de oposición de la iglesia del siglo IV, que después que ésta había sido convertida en estatal. El centro principal del arrianismo fue Egipto, especialmente Alejandría, donde estaban muy arraigadas las tradiciones helénicas. Arrio ejercía el sacerdocio en esta última ciudad. Trataba de suavizar el absurdo dogma de la doctrina eclesiástica acerca del dios-hombre; de hacerlo más aceptable para las personas acostumbradas a razonar. Afirmaba que Jesús no nació dios sino que fue creado por éste; por consiguiente, que no está “consustanciado” con el dios-padre, sino que es “semejante” a él. En idioma griego, la diferencia entre estas dos palabras se expresaba solamente con la letra “-”, “---” y “---”(1), pero esa diferencia parecía entonces sumamente importante, pues se hablaba de la naturaleza de Jesucristo, el salvador, base fundamental de la doctrina cristiana. La prédica del sacerdote despertó vehementes disputas. Arrio era apoyado por las amplias masas de la población de Egipto, sobre todo en Alejandría; llegaron a producirse choques callejeros. Detrás de ello, como es natural, se ocultaban razones políticas: la resistencia de los habitantes de Egipto a soportar la política centralizadora del imperio. Para el emperador lo más importante entonces era conservar la unidad del estado. El emperador Constantino, aunque en aquel tiempo todavía no era cristiano, adoptó enérgicas mediadas para terminar con el cisma. Convoco con ese motivo un concilio ecuménico del clero (primer concilio ecuménico del año 325, en Nicea). La herejía fue condenada, y Arrio es desde esa época, para la iglesia ortodoxa, el heresiarca y pecador más horrendo.

Sin embargo, el arrianismo subsistió largo tiempo. Se difundió también más allá de las fronteras del imperio, lo adoptaron los godos, los vándalos y longobardos, los que, si bien es verdad, más tarde abrazaron el catolicismo.

El arrianismo fue aplastado, pero poco tiempo después apareció una doctrina muy similar, la de Nestorio, obispo de Constantinopla. Nestorio enseñaba que Jesucristo había sido un hombre, y que sólo exteriormente se había unido con la segunda persona de la Trinidad: el dios-hijo, y que por eso la visgen María no debe ser llamada madre de dios sino la del hombre o la de Cristo.

La herejía de Nestorio fue juzgada en el tercer concilio ecuménico de Éfeso (año 431). El nestorianismo fue condenado. No obstante, tuvo una influencia muy fuerte en Oriente, donde hacía mucho tiempo dominaban religiones dualistas. Allí se conservó largo tiempo como religión independiente; desempeñó un papel importante en el Asia central de la Edad Media, y se conserva hasta nuestros días en distintos pueblos poco numerosos ( los aisores, los maronitas del Líbano, los “cristianos sirios” en la India del sur).

En la lucha contra el arrianismo y el nestorianismo, en los siglos IV y V apareció una corriente contraria respecto del mismo problema de la naturaleza de Jesucristo. Sus representantes veían en Jesucristo, no a un hombre; señalaban que su naturaleza divina había sobrepasado en tal grado a la humana que Jesucristo era dios en el sentido más completo. No había en él dos naturalezas sino una: la divina. Esta doctrina sobre la “naturaleza única” de Jesucristo dio principio a la secta monofisista (del griego μόνος; uno; φύσις: naturaleza), fundada por el obiso Eutiques. Adquirió amplia influencia en el imperio romano de Oriente en el siglo V. A pesar de haber sido condenada por el concilio ecuménico de Calcedonia (año 451), se consolidó en una serie de países. Ello fue una manifestación de la lucha que sostuvieron esos países por sus independencia eclesiástica y política de Bizancio. La iglesia armenia, como también los coptos y los abisinios (etíopes), son hoy todavía monofisistas.

—Sergei Aleksandrovitx Tokarev (Historia de las religiones, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana)

Notas:

(1) Texto en griego, ver libro original.