"¡Amnistia ya!" |
Marcos
Martín Ponce: además de torturado, condenado a otro año de prisión.
Cartas desde
prisión
Marcos Martín
Ponce
C.P.
Picassent. 31 Diciembre 2016
Ayer mismo
me han notificado una condena adicional de 1 año más de prisión. Tiene que ver
con las torturas a las que fui sometido en 2012 en el módulo de aislamiento de
Sevilla II.
Entre cuatro
carceleros, desequilibrados mentales que acumulan denuncias de torturas y malos
tratos, tanto a presos políticos como a comunes, me dieron una paliza con
porras, patadas, rodillazos, codazos, puñetazos, mientras me encontraba
esposado y desnudo.
Mientras
perdía el conocimiento, la última imagen que recuerdo es cómo se daban codazos
entre ellos para ver quién cogía la mejor posición para golpear con más saña.
Cuando
recobré el conocimiento, me arrastraban desnudo, esposado a la espalda, sin un
solo suspiro de energía para oponer resistencia y sangrando por la boca; mis
pies se deslizaban por mi propia sangre hasta una celda de castigo, donde me
ataron desnudo de pies y manos.
En ese potro
de tortura vomitaron su odio de clase contra mi condición de preso político comunista.
A esas
alturas, yo lo único que podía hacer era toser. Así es que uno de ellos
comentó: “Habrá que atarlo boca abajo, no
se vaya a ahogar con su propia sangre”.
Y así,
estuve durante 48 horas; desnudo, en pleno invierno con la ventana abierta y orinándome
encima; no recibí ni ropa, ni mantas, ni comida, ni nada de beber.
Cuando una
ATS se personó para levantar informe médico, la celda de castigo se llenó de
carceleros, con la clara intención de amedrentar a aquella joven. Pero he de
agradecer la amabilidad de aquella mujer por su profesionalidad; “16, 17,18 abrasiones en la espalda
claramente provocadas por
objetos contundentes, que han causado un enorme
hematoma generalizado por cuello, espalda, brazos y piernas…”.
Marcos, preso politikoa |
Ese fue el
parte médico, a lo que hay que añadir: “un
diente roto, abrasiones en el rostro y un fuerte golpe en la frente…”. Aún
así, el sistema capitalista tiene bien engrasada su maquinaria represiva contra
sus enemigos políticos, por lo que el siguiente eslabón en esa cadena de la
maquinaria fascista, el poder judicial, tampoco iba a salirse del guión
establecido.
De esta
manera, sin motivo argumentado por los carceleros, me convertí de repente en
una máquina enajenada que agredía sin control a esos cuatro. Si bien esa
historia era difícilmente creíble cuando la única lesión que presenta uno de
ellos es “una tumefacción dolorosa a
nivel del primer metacarpio de la mano derecha”. Todas las cámaras del
módulo de aislamiento grabaron lo sucedido.
Pero la
jueza del Juzgado Nº2 de Morón de la Frontera, y la del Juzgado de lo Penal de
nº 12 de Sevilla, se negaron a pedir visualización de las cámaras; de hecho, en
el mismo juicio rechazaron el parte médico que presentó mi abogada como prueba.
Estaba claro
desde el principio, para este eslabón de la cadena represiva del Estado
fascista, es más que suficiente con el cuento victimista de esos “grandes
defensores de los DDHH” que dan los carceleros de los módulos de aislamiento: “Los hechos declarados probados se consideran
acreditados por el conjunto de pruebas practicadas y ratificadas en el acto del
juicio oral”.
Y aquí
vienen las garantías democráticas de un juicio justo en régimen represivo: “En concreto, las firmes declaraciones de los
funcionarios que tuvieron intervención en los hechos, los cuales han expuesto
de manera coincidente, coherente y razonada la sucesión de los hechos que
culminó la reducción e inmovilización del acusado”. Entonces, ¿para qué
continuar con las pesquisas o intentar averiguar si las denuncias de torturas y
violación de los derechos humanos tenían algún fundamento? ¡Qué más da que
otros presos políticos (como Arkaitz Bellón, que murió en una celda de
aislamiento a los pocos meses) hubieran sido igualmente agredidos por esos
mismos funcionarios! ¡Qué mas da que la comisión por los DDHH de la ONU haya
señalado a Sevilla II como una cárcel que hay que investigar por la gran
cantidad de agresiones que allí se denuncia! ¡Qué más da todo eso si los
torturadores hicieron “firmes
declaraciones” y “han expuesto de manera coincidente, coherente y razonada la
sucesión de los hechos”!
Pues creo
que no hay mucho más que decir. Si estos son los mayores niveles de democracia
y libertad que este sistema nos puede ofrecer, es cuestión de cada cual mirar a
los ojos a la cruda realidad y decidir qué es lo que tiene que hacer para que
ningún preso político vuelva a ser torturado, siempre teniendo en cuenta que
las prisiones son tan solo, un eslabón más del sistema represivo de este Estado
fascista.
Marcos
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