Nada nace; nada muere: todo necesariamente,
Todo existe,
sometido a los juegos del cambio;
Alternativamente,
la materia dispuesta de otro modo,
Vegeta en la
planta, en el hombre es el pensamiento:
Todo se
atrae, se rechaza; y dentro del mismo objeto,
Se
encuentra, al mismo tiempo, un principio, un efecto:
Por su
propio ascendente, la naturaleza sobre ella
Actúa, y
toma sin cesar una forma nueva:
Los
elementos, amigos y rivales a la vez,
Tienden al
mismo fin, mediante leyes contrarias.
—Sylvain Maréchal (Citado en Historia de las
filosofías materialistas, de Pascal Charbonnat ; Dieu et les prêtres, fragments d'un poème
philosophique)
Pueblo, conoce tu fuerza, y hazlo todo por
ti mismo;
Tú lo puedes todo; no esperes nada de ese
ser supremo,
Que sirvió demasiado tiempo de asilo a los
perversos.
Pueblo, opón a tus reyes, no un Dios, sino
tu brazo.
—Sylvain Maréchal (Citado en Historia de las
filosofías materialistas, de Pascal Charbonnat ; Dieu et les prêtres, fragments d'un poème
philosophique)