Inperialismoaren kontrako mezu komunistak |
TESIS SOBRE
LA CUESTIÓN NACIONAL
(1942)
✪
Marcel Hic
militante de la 4.ª Internacional
5.-
El imperialismo, para destruir la producción nacional en vistas de un camino a una
organización
internacional de los intercambios y el consumo, multiplica prodigiosamente la
opresión nacional. Un número enorme de pequeñas naciones, como también grandes países coloniales, son sometidos a una
vasallaje más o menos
abierto. Los países que
conservan la independencia nacional son sometidos a una dictadura económica despiadada; su agricultura, su
industria, su comercio, sus finanzas públicas y privadas, quedan sujetas al control
implacable de los bancos y trusts americanos, japoneses o alemanes. Lejos de
lanzar una comunidad internacional de los pueblos, el imperialismo exaspera los
odios nacionales y el chovinismo, enfrenta a los campesinos con los habitantes
de la ciudad, hace brotar a la superficie los prejuicios más monstruosos, los sentimientos más abyectos, enfrenta unos contra otros a
los pueblos igualmente oprimidos que esperan encontrar una salida a su propia
esclavitud a través de un sometimiento a una fuerza todavía más salvaje.
La pequeña
burguesía de las ciudades y del campo y, con ella, la mediana
burguesía arruinada y espoliada por los grandes
monopolios internacionales, vedada de las carreras liberales y administrativas
por el ascenso de demagogos y aventureros
listos a venderse al mejor postor, se elevan para pedir por el retorno de su
antiguo esplendor, la liquidación de los
monopolios, el mantenimiento de sus privilegios, la lucha contra el capital
financiero internacional por la defensa de la nación. Así el renacimiento del nacionalismo está esencialmente ligado al profundo movimiento
social que le habla a la pequeña burguesía contra el orden capitalista, en nombre
del capitalismo. Revolucionario, en tanto que apunta al cambio del orden existente, es reaccionario
por los objetivos utópicos que se
fija. Incapaz socialmente de promover una solución a la crisis capitalista, la pequeña burguesía debe, o bien ponerse del lado del gran capital
contra el proletariado, constituyendo la
tropa de choque de la contrarrevolución, o se pone al lado del proletariado en la lucha de
los obreros y campesinos por el poder y el socialismo. En sí, el movimiento nacional no es ni
progresivo ni reaccionario: devendrá uno u otro en función de la clase
social a la que la pequeña burguesía se alíe; reaccionaria si, al costado del gran capital, se
convierte, contra el proletariado, en un instrumento de la conquista y la
defensa del imperialismo; progresiva, si ella lucha al lado del proletariado,
por la supresión de la explotación capitalista y por el socialismo.
6.-
El imperialismo permite cada vez menos,
disimular esta dominación bajo el
velo del liberalismo; la fuerza de las armas aparecen cada vez más abiertamente como el instrumento de
regularización
de las relaciones económicas. En los
países imperialistas avasallados, el capital
financiero no puede sostener más la lucha
para recuperar su lugar en el mercado mundial. Se suscita en las masas un
movimiento chovinista exacerbado. Es a la pequeña
burguesía a la que se apela, prometiéndole los despojos del festín imperialista, si acepta gracias a sus
sacrificios, restaurar en los campos de batalla la grandeza perdida. Por lo
tanto, el fascismo no es solamente una acción preventiva contra el desarrollo del movimiento revolucionario que provoca
necesariamente el tutelaje del imperialismo vencedor; debe inscribir en su
programa el reagrupamiento bajo la bandera de un imperialismo desencadenado (la
gran Alemania, la gran Italia, la más grande Francia) a las clases medias arruinadas y espoliadas por la
dominación de los grandes monopolios
internacionales, para defender los monopolios nacionales amenazados de ser
absorbidos.
Una de las tareas fundamentales del
movimiento revolucionario de cara a la reacción autoritaria
es el de romper el bloque entre la pequeña burguesía y la gran burguesía imperialista de su propio país, imponiendo reivindicaciones revolucionarias
que enfrenten a la vez al capital financiero extranjero y al gran capital
nacional (nacionalización de las industrias claves y los bancos); en
los países atrasados, debe ligar a sus
reivindicaciones aquellas de la revolución agraria con el fin de romper el bloque entre la
pequeñaburguesía de la ciudad y el campo con los grandes
terratenientes.
Marcel Hic