“El abandono de las posiciones revolucionarias por los
partidos obreros de Euzkadi, cuando precisamente el proletariado catalán y
astur se libraba a la transformación revolucionaria de la sociedad, ha sido uno
de los factores más decisivos en el proceso de liquidación de la revolución”
Texto de Jose
Luis Arenillas Oxinaga*, exmilitante bilbotarra de la organización trotskista I.C.E.,
Izquierda Comunista de España. Abandonará
el trotskismo y se convertirá en miembro de la dirigencia del centrista POUM. De su época en el POUM es este
texto sobre la Guerra Civil en Euskal Herria:
o hemos pretendido hacer un
balance completo de la experiencia
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J.L. Arenillas Oxinagaren argazkia
eta gobernu baskongadoaren zigilua |
euzkeldun, de la que hemos señalado antes de
ahora la excepcional importancia. Este balance habría de ser el resultado de un
análisis mucho más profundo. Sin embargo, un buen número de comprobaciones y de
conclusiones se imponen en nuestra común experiencia de militantes.
En los dos primeros meses que
siguieron a la insurrección facciosa, los partidos obreros de Euzkadi tenían la
situación en sus manos. Tenían todo lo que es necesario para hacer una
revolución: el impulso de las masas de un lado, y el pánico de las antiguas
capas dirigentes del otro.
La clase obrera se hallaba
armada, había constituido sus milicias, procedía rápidamente a un armamento más
completo, establecía sus patrullas de control y vigilancia y, en fin, la clase
obrera enarbolaba la bandera roja de la revolución. La ola que había
desencadenado el fascismo empujaba a los partidos obreros (socialista y
comunista) al primer plano, y una inmensa fracción de la burguesía nacionalista
y toda la pequeño-burguesía los aceptaba como "mal menor".
¿Por qué los socialistas y
stalinianos no trataron de consolidar esta revolución que se hacía por sí misma
y casi contra ellos? Porque para hacer una revolución es, ante todo, preciso
ser revolucionarios. Un régimen nuevo no puede afirmarse y defenderse más que
si tiene a su frente hombres para los que el antiguo régimen resulta
insoportable. Cuando se ha dicho "no" a la sociedad capitalista cuyas
injusticias atormentan y cuyo aire es irrespirable. Pero no se es
revolucionario sino en la medida en que este "no" se instala en la
pasión de la clase y de sus jefes y dirige la acción. Los socialistas y
comunistas vascos no han dicho "no" al régimen actual y no se nos
diga, para justificar su carencia de acción revolucionaria, que Euzkadi no
podía decidir por sí sola los destinos de la revolución en el resto del país.
Políticamente esta apreciación es justa en cuanto no signifique -como ha
significado- inhibición absoluta en el proceso revolucionario, abandono de las
conquistas logradas por la revolución en sus primeros tiempos. Euzkadi, en
efecto, no puede por sí sola decidir los destinos de la revolución española,
del mismo modo que Catalunya tampoco puede por ella misma decidirlos. La
experiencia del movimiento obrero nacional nos muestra, con el trágico ejemplo
de la Asturias de 1934, que la revolución ha de ser la obra conjunta del
proletariado español. Las zonas más densas y más aguerridas de este
proletariado son, no lo olvidemos, Catalunya, Euzkadi y Asturias. El abandono
de las posiciones revolucionarias por los partidos obreros de Euzkadi, cuando
precisamente el proletariado catalán y astur se libraba a la transformación
revolucionaria de la sociedad, ha sido uno de los factores más decisivos en el
proceso de liquidación de la revolución. A ésta hubo de fallarle una de sus principales
piezas: el proletariado euzkeldun.
En Euzkadi se constituye, en
pleno período revolucionario, un Estado que en lugar de seguir el modelo
clásico de toda revolución: el paso al poder de equipos más avanzados, sigue el
fenómeno contrario: el desplazamiento de la hegemonía obrera. Con ello y con la
incorporación de cientos de funcionarios nacionalistas a las administraciones,
a los cuerpos represivos, se paraliza toda iniciativa y toda voluntad de cambio
y se procede a liquidar en pocos meses con el pretexto de no comprometerse ante
la democracia internacional con una política revolucionaria, los imponentes
recursos que el movimiento de julio había puesto a la disposición del
socialismo.
A partir de entonces el Gobierno
de Euzkadi resulta ser el agente plenipotenciario del Gobierno de Valencia ante
el extranjero. El nuevo Estado es casi un modelo —dicen las democracias
extranjeras— que conviene copiar en el resto del país si se pretende obtener su
ayuda. Euzkadi, con su Gobierno que parecía de opereta, empieza a cobrar una
excepcional importancia: es el espejo en el que se refleja el futuro del
régimen político español y el futuro de las organizaciones obreras del resto
del país.
No participamos del optimismo
fácil e irresponsable de los socialistas y comunistas oficiales (primero ganar
la guerra para luego hacer la revolución: en realidad una consigna
contrarrevolucionaria), que concede a las formas políticas actualmente en vigor
en aquel territorio el tiempo de duración necesario como para que la guerra se
termine con bien, pero tampoco consideramos la situación de Euzkadi como
consolidada indefinidamente, sobre todo si las fuerzas de oposición, hoy
escasas, usan de una política inteligente con la suficiente voluntad de lucha
como para crear un potente movimiento obrero independiente. Euzkadi, que hoy
influencia notoriamente la política española, no podrá a su vez sustraerse a la
influencia que en esta política marquen las organizaciones obreras revolucionarias
del resto del país.»
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J.L. Arenillas Oxinaga |
* ARENILLAS, JOSE LUIS (1904 -1938).— Médico de una cofradía de pescadores de
Bilbao. Miembro de la Izquierda Comunista desde 1932. Colaboró, además de en
“Comunismo”, en “La Batalla”, y escribió varios trabajos sobre la cuestión
nacional vasca. Organizó la primera columna de milicianos de Bilbao al estallar
la guerra civil. Jefe de sanidad del ejército de Euskadi, luego del ejército
del Norte. Encabeza la última resistencia armada en Santander. Cae prisionero
en agosto de 1937, en Santoña, y es ejecutado a garrote en Bilbao en marzo de
1938.
[Según Ed. Fontamara, 1978]. J.L. Arenillas abandonó el trotskismo para
ingresar en el centrista POUM. Su hermano fue asesinado por elementos de la
burocracia staliniana.
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Sobre la cuestión nacional en Euskadi
J.L. eta J.M. Arenillas |
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Santiago Carrillo buruzagi frontepopulista Tolosan, 1936ko Maiatzaren Lehenean.
Erreformismo stalinistak iraultza traizionatu zuen. ( * ) |
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http://www.euskomedia.org/galeria/A_37389 : "Estado Mayor del Ejército de Euzkadi en Igorre (Bizkaia). De izquierda a derecha.: 1.ª fila: Capitán S. Apraiz, comandante Modesto Arambarri, teniente coronel Alberto Montaud, Salazar, teniente Bartolomé; 2.ª fila: Comandante Boullon, R. Urrutia, comandante Ernesto Lafuente Torres, Fidel Rotaetxe, J.L. Arenillas. Ref. Bidasoa inguraztiak, n.º 1" |
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