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LA INDEPENDENCIA DE FINLANDIA & LENIN
Hoy
que los catalanes luchan por su independencia contra el yugo francés y español
es necesario aprender de Lenin y de su política internacionalista en relación a
Finlandia, que antes de ser emancipada por los bolcheviques era parte de Rusia.
En 2017 se celebra el centenario de la Revolución
de Octubre, que derrocó a la República rusa y al gobierno burgués del Partido
Socialista-Revolucionario. Lenin defendió la liberación nacional de Finlandia
antes del Octubre Rojo, y, tras establecerse la república obrera, los
bolcheviques le concedieron la independencia. En 1918 estallaría la Revolución
obrera finlandesa, ahogada en sangre por la clase dominante y el imperialismo
alemán.
LENIN:
La actitud de Finlandia hacia Rusia se ha convertido en
tema del día.
(...)
El programa del partido
socialdemócrata, precisamente el § 9 del mismo, en el que se proclama el
derecho a la autodeterminación de todas las naciones miembros del Estado, ha
sido arrojada por la borda por los socialdemócratas mencheviques. Han
renunciado, en efecto, a este programa y han tomado partido por la burguesía,
lo mismo que en el problema de la sustitución del ejército regular por todo el
pueblo armado, etc.
Ni los capitalistas, ni la
burguesía, ni el partido de los kadetes, han reconocido nunca el derecho de las
naciones a la autodeterminación política, es decir, a la libertad de separarse de Rusia.
El partido socialdemócrata,
en el § 9 de su programa, aprobado en 1903, ha reconocido este derecho.
Cuando el Comité de
Organización “recomendó” a los socialdemócratas finlandeses un “acuerdo” entre
el Seim de Finlandia y la Asamblea Constituyente, en esta cuestión se pusieron
de parte de la burguesía. Para convencerse plenamente de ello uno tiene
simplemente que comparar la posición de todos
los partidos y las clases principales.
El zar, las derechas, los
monárquicos, no están por un acuerdo entre el Seim y la Asamblea Constituyente,
sino por el sometimiento de Finlandia al pueblo ruso. La burguesía republicana
es partidaria de un acuerdo entre el
Seim finlandés y la Asamblea Constituyente. El proletariado con conciencia de
clase y los socialdemócratas fieles a
su programa están por la libertad de
Finlandia, como todas las demás naciones postergadas, de separarse de Rusia. Esa es una imagen indiscutiblemente clara y
nítida. Con el pretexto de un “acuerdo” que no decide absolutamente nada —pues,
¿qué harán si ese acuerdo no llega a
realizarse?—, la burguesía continúa la misma vieja política zarista de
sometimiento y anexión.
No debe olvidarse que los
zares anexaron a Finlandia como resultado de un pacto con el verdugo de la
revolución francesa, Napoleón, etc. Si estamos verdaderamente en contra de las
anexiones, debemos decir: ¡libertad de
separación para Finlandia! Sólo cuando digamos y realicemos eso, el
“acuerdo” con Finlandia será un acuerdo verdaderamente voluntario, libre, un
acuerdo real y no sólo una farsa.
Solo los iguales pueden
llegar a un acuerdo. Para que el acuerdo sea un verdadero acuerdo y no un
ocultamiento verbal del sometimiento, es necesario que ambas partes gocen de una verdadera igualdad de derechos, es decir,
que tanto Rusia como Finlandia tengan
derecho a disentir. Esto es tan claro
como la luz del día.
Solamente con la “libertad
de separación” puede expresarse este derecho. Solo cuando tenga libertad de
separarse Finlandia estará verdaderamente en situación de llegar a un “acuerdo”
con Rusia acerca de si se separa o no. Sin esta condición, sin reconocer el
derecho de separación, toda charla sobre un “acuerdo”, es engañarse a sí mismo
y engañar al pueblo.
El Comité de Organización
debió decir a los finlandeses lisa y llanamente si reconocía o no el derecho de
separación. Pero, al igual que los kadetes, oscureció el problema, renegando
así de la libertad de separación. Debió atacar a la burguesía rusa por negar a
las naciones oprimidas el derecho a separarse, negación que equivale a la anexión. En lugar de esto,
el Comité de Organización ataca a los finlandeses previniéndoles que las
tendencias “separatistas” ¡¡fortalecerán las tendencias centralistas!! En otras
palabras, el Comité de Organización amenaza a los finlandeses con el
fortalecimiento de la burguesía anexionista gran rusa, que es exactamente lo
que hicieron siempre los kadetes, el mismo disfraz bajo el cual siguen su política anexionista Ródichev y Cía.
He aquí una interpretación
práctica y clara del problema de las anexiones del cual “todos” hablan hoy,
pero temiendo hacer frente al problema: estar
en contra de la libertad de separación es estar por las anexiones.
(...)
La burguesía, hoy
republicana, practica la misma
política de anexiones, aunque de un modo más sutil, menos abierto, prometiendo
un “acuerdo”, pero quitando la única
garantía efectiva de igualdad real al realizar un acuerdo; es decir, la
libertad de separación. (...)
—Lenin: “Finlandia y Rusia”, Pravda, 46. alea, 1917ko maiatzaren 15a
(2a). Obras Completas, tomo 25; Akal argitaletxea.